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Los hemisferios, reseña en El Cultural

Los hemisferios, reseña en El Cultural

(por Nadal Suau)

31/01/2014

 

Precedida por una expectación cuya onda expansiva iba tomando forma en las redes sociales, Los hemisferios es la tercera novela de Mario Cuenca Sandoval (Barcelona, 1975) después de las resonantes Boxeo sobre hielo (Berenice, 2007) y El ladrón de morfina (451 Editores, 2010). Coherente con ellas y al mismo tiempo novedosa, esta novela encabeza cada una de sus dos partes con citas de Octavio Paz (acompañado por Arreola y Borges), quien escribió que la analogía, es decir “la ciencia de las correspondencias”, “vuelve habitable al mundo”. No sé si el mundo creado por Los hemisferios es particularmente habitable, pero sí que está hecho de correspondencias, de conductos ocultos entre los dos lados del espejo o de múltiples espejos, que le dan una textura tan insólita como realista. Quiero decir, tan insólita como lo real.

Hay un accidente, dos amigos y una mujer deseada, escarificada, muerta (¿en este orden?) y tal vez resucitada por el poder de la memoria, la sugestión, la fe o la magia. Hay dos ciudades, una desdoblada París y Barcelona, sobre las que gravita esta sugerencia del autor en Boxeo sobre hielo: “toda ciudad, ¿no es una máquina de ordenar los fantasmas propios?”. Hay una isla mediterránea, citada, como otras geografías, según su código de aeropuerto (IBZ); hay también una isla volcánica expandiendo su mancha negra por Europa (revenant definitiva, nada ajena al centro de esta novela). Y hay una doble trama, al principio un thriller sin pistas y después una historia de vampiros sin gótico. Y presidiéndolo todo, está el cine, el gran vampirizador del siglo XX. O como escribe Sandoval, su gran enfermedad.

Si una reseña consistiera en proponer nuestro propio final cut, yo diría que la segunda mitad del libro necesita una poda, o que algunos de los nombres escogidos para personajes (Dante), drogas (danteína) o lugares (Nihilburgo), resultan demasiado obvios, incluso admitiendo el componente deliberadamente juguetón de su elección. Mezquindades, la verdad, frente a la prosa ductilísima de Sandoval, capaz de narrar o evocar o saltar hacia el pensamiento con una naturalidad densa, que agradecemos particularmente los lectores de narrativa americana. Y pienso en DeLillo, porque la primera parte de Los hemisferios nos obliga a leer como conspiranoicos, teólogos o tecnólogos.

Uno de los hilos conductores de Los hemisferios es el tópico cinéfilo consistente en contrastar Vértigo de Alfred Hitchcock con Ordet de Dreyer: por un lado, la pasión obsesiva en choque con los límites de lo posible; por el otro, la fe inconmovible, kierkegaardiana, en la repetición.

Afortunadamente, la arquitectura que Sandoval levanta en torno a este binomio no es unívoca: aquí se cruzan referencias a Tony Scott (el vampirismo vampirizado por el sfumato ochentero), al Tarkovski de Solaris y Stalker, o a Brian de Palma. Y si la primera parte sigue con cierta puntillosidad el modelo hitchcockiano, incluyendo citas extensas de Eugenio Trías, la segunda (supuestamente tocada de dreyerismo, y habría que preguntarse si Vampyr no está presente también) es más porosa, sin miedo a remedar Los pájaros (apoteosis catónica para Camile Paglia) o a comparar la expedición que narra con una “espiral” perfectamente musicable por Bernard Herrmann.

A un lado y a otro del espejo, Sandoval nos propone un juego que me recuerda a Mulholland Drive de David Lynch (y me parece oportuno citar esa película, aunque sólo sea por lo que tiene de giro en torno a Vértigo): se agitan los dados, y las mismas figuras adoptan relaciones, identidades y significados distintos. La tentación mutante y absolutamente pertinente es leer ese juego desde la teoría de cuerdas o la física cuántica, y bien está así. Pero, ¿y si estuviéramos ante un sueño, como Chris Marker sostenía sobre la segunda mitad de Vértigo? ¿O ante un pliegue de la memoria? ¿O ante un viaje provocado por esa droga naranja alineada por una tarjeta de crédito cuyo golpeteo recuerda “las teclas de una máquina de escribir”? En fin: la escritura proporcionando otro relato. No exactamente su doble, sino su reconfiguración y expansión.

Suficientemente romántica al identificar el temple de la naturaleza con el del espíritu; suficientemente posmoderna para acoger a Deleuze; delilliana al hablar de la “sobrerrepresentación”, el lenguaje o la pornografía; mítica y cinematográfica, arrebatada y calculada, finisecular como lo fue el ocultismo o lo es esa tecnología que sueña servir “a algo más grande que el hombre”, Los hemisferios es muy ambiciosa y está a la altura de su ambición.
 

Los hemisferios. Entrevista en El Día de Córdoba

Cuenca Sandoval propone un juego de espejos narrativo en ’Los hemisferios’

 

El escritor publica en Seix Barral una ambiciosa obra que sale hoy a la venta en la que dos narraciones establecen relaciones y correspondencias entre sí, con gran influencia del cine. Alfredo Asensi. El Día de Córdoba

Una trama que se dispara en dos direcciones. Varios espacios y varios tiempos. Personajes que asumen roles idénticos pero identidades distintas. Los hemisferios es "un juego de espejos", una narración que Seix Barral define como "hipnótica" y "deslumbrante" y que hoy aterriza en las librerías. Es la tercera novela de Mario Cuenca Sandoval, que con Boxeo sobre hielo y El ladrón de morfina mostró unas credenciales que avalan su acceso a la primera división literaria de la mano de uno de los sellos más prestigiosos del país.

Un salto que, asume el escritor, "provoca cierto miedo y cierta responsabilidad", pero que representa la mejor recompensa para un trabajo en el que ha invertido cuatro años. "En realidad -explica-, Los hemisferios no es una novela sino dos", y supone "la voluntad de dar un puñetazo en la mesa con un proyecto ambicioso" que ahora tiene que pasar el examen de los lectores. Ha sido "un ejercicio de levantamiento de pesas" reflejado en 540 páginas.

"El título", añade Cuenca Sandoval, nacido en Sabadell en 1975 y cordobés de adopción, "puede resultar engañoso al sugerir dos mitades de una misma historia, cuando en realidad se trata de dos universos narrativos paralelos que se abren en torno a unos mismos personajes y unas mismas peripecias, como si la historia se encarnara en dos novelas distintas, con personajes que, aunque cumplen los mismos roles en ambas narraciones, pueden llamarse de manera distinta, tener profesiones distintas e incluso otro género. Son dos novelas gemelas o simétricas y el juego que se le propone al lector es que vaya reconociendo las relaciones y paralelismos que hay entre una y otra". Correspondencias que hicieron "terrible" el proceso de revisión y corrección de la obra, en el que había que evitar el más mínimo desajuste "para que todas las piezas encajaran".

La pérdida de una mujer deseada actúa como big bang en un universo que se despliega por el París de los 80, la Barcelona de la Transición y una isla nórdica, entre otros espacios de este juego de correspondencias en el que entre las pistas que se le ofrecen al lector para que lo recorra hay algunos objetos que conectan una parte con la otra. Las dos narraciones, por otra parte, proponen al receptor el reto "de que construya una tercera novela, una novela cero que estaría en la base de las otras dos".

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La pérdida de una mujer deseada actúa como big bang en un universo que se despliega por el París de los 80, la Barcelona de la Transición y una isla nórdica, entre otros espacios de este juego de correspondencias en el que entre las pistas que se le ofrecen al lector para que lo recorra hay algunos objetos que conectan una parte con la otra. Las dos narraciones, por otra parte, proponen al receptor el reto "de que construya una tercera novela, una novela cero que estaría en la base de las otras dos".

Cuenca Sandoval tuvo claro desde el principio el planteamiento conceptual del proyecto, pero nunca pensó "que se extendería tanto". Hay una versión que incluso supera las 600 páginas. "Al final el juego ha dado mucho de sí, tanto que el libro se volvió muy absorbente, integrando elementos de la actualidad" como la polémica de la abolición de los toros en Cataluña o la irrupción del volcán Eyjafjallajökull en Islandia.

Exigir del lector un rol activo, una implicación, es uno de los ejercicios que, como escritor, más interesan a Cuenca Sandoval: "La literatura comercial no suele exigir mucho, ni siquiera atención, puedes leer un best-seller mientras ves una película. En la literatura más ambiciosa sí se da este planteamiento, pero no se trata de una exigencia intelectual o filosófica, se le exige que vaya captando relaciones entre objetos, personajes, lugares, que su imaginación vaya confeccionando un tejido con todo esto".

Otra presencia determinante en Los hemisferios es el cine. Las referencias, explica el autor, "son innumerables", pero hay dos "fundamentales": en la primera parte, Vértigo de Alfred Hitchcock, a partir de la cual se le propone la trama al lector; y en la segunda, La Palabra (Ordet) de Dreyer, una película "relacionada con la posibilidad de un milagro". Cuando el proyecto ya estaba en marcha, el escritor se topó con la frase de Godard según la cual sólo dos directores han conseguido filmar un milagro: Dreyer y Hitchcock, la reencarnación, la recuperación de la mujer perdida.

Los hemisferios defiende la idea de que "toda historia es una reescritura". Cuenca Sandoval considera que "lo fundamental está contado, pero se puede contar mejor y de formas novedosas". Entre forma y fondo, dos conceptos que a veces son enfrentados "tontamente", lo más determinante "es la forma: un tipo gracioso nos cuenta un chiste malo y nos morimos de risa".

Cuenca Sandoval lamenta que "la industria del libro se esté deshinchando". El best-seller está en un mal momento y eso arrastra a todo lo demás "porque es el sustento de las editoriales: si otros escritores consiguen publicar es por el éxito de éstos". Hoy en día "los editores no están por el riesgo ni por descubrir nuevas voces o fomentar la innovación literaria: se aferran a los nombres consagrados y a la recuperación de clásicos; los noveles van a tener serias dificultades para dar el salto a su consagración".

En Los hemisferios ("un título que puede resultar opaco, pero es una opacidad que funciona a favor del libro") también se pueden rastrear numerosas influencias literarias, entre ellas "el Perec de Un hombre que duerme en la primera parte, con su descripción ensimismada de los objetos y los lugares", y "elementos de una tradición literaria más punk en la segunda, que es más excesiva: Foster Wallace, Palahniuk e incluso Houellebecq".

Las diez novelas españolas más esperadas del 2014

Las diez novelas españolas más esperadas del 2014

(Artículo de Milo J. Krmpotic’ para Blisstopic.)

 

2014 comienza fuerte

Diez novelas españolas que esperamos ansiosamente

No son todos los nombres que protagonizarán el primer trimestre (ahí estarán también Ray Loriga, Juan José Millas, e incluso parece que Javier Marías asoma la patita en torno a tal horizonte), pero sí componen un fresco la mar de atractivo y variado a la hora de tomarle el pulso a nuestra literatura. Por ser dueños de una personalidad muy definida, sin duda generarán discrepancia y provocarán alguna que otra polémica, pero les garantizamos que todos tienen mucho que ofrecer. Sin más dilación, por riguroso orden alfabético, he aquí la primera gran cosecha del año. Por Milo J. Krmpotic’

 

Si andáis por Córdoba...

Talleres de escritura para adultos; temporada 2013-14

talleres-escrituraABIERTO el plazo de inscripción

Desde el lunes 30 de septiembre de 2013

en Bibliotecas Central y Arrabal del Sur.

Los talleres de escritura están planteados como una forma de profundizar en el texto literario, para conocer cómo se selecciona un tema, cómo se construye un personaje, las técnicas de narración, la elaboración de los diálogos y, en general, los "trucos" que utilizan los autores para que las narraciones funcionen.

El taller resultará de utilidad para todos aquellos que quieran iniciarse en el mundo de la escritura, pero tambien para quienes deseen disfrutar más intensamente del placer de la lectura, gracias a un mejor conocimiento del artificio literario.

Estos talleres de escritura van dirigido a personas adultas y a jóvenes por encima de los 12 años (ver detalles más abajo). Lla participación requiere previa inscripción, para lo cual es necesario dirigirse a las bibliotecas dónde se imparten, que son la Biblioteca Central y la Biblioteca Arrabal del Sur.

Dutante esta temporada 2013-2014 habrá tres grupo: los dos de adultos relacionados más abajo, y otro dirigido a jóvenes (+ de 12 años)

 

Más información: http://biblioteca.ayuncordoba.es/index.php/talleres-escritura.html

Si andáis por Córdoba...

Si andáis por Córdoba...

El domingo 21 a las 13:00 recibiremos al gran Manuel Vilas en el Bulevar de las Letras y conversaremos con él sobre su última novela, El luminoso regalo, publicada por Alfaguara. Podéis leer las primeras páginas aquí. Y aquí encontraréis la programación completa de la Feria.

22 Escarabajos en La nube de Radio 3

22 Escarabajos en La nube de Radio 3

Monográfico dedicado a nuestra antología 22 escarabajos en el programa de RNE. Ir a descargar

Si andáis por Córdoba...

Si andáis por Córdoba...


'Un Otoño de Novela', géneros populares...

Biblioteca Central

12.11.12 | 15:43h.

 

El programa incluye una serie de Mesas Redondas sobre los distintos géneros literarios que cubre este Encuentro Nacional.

Del 16 al 18 de noviembre, la Biblioteca Central acogerá las primeras jornadas dedicadas a géneros populares literarios que se van a celebrar en Córdoba. Bajo el título 'Un Otoño de Novela', Novela negra, Histórica, Fantástica, y Ciencia-Ficción serán las protagonistas durante tres días en las que público y autores podrán conversar y debatir sobre la situación actual de estos géneros literarios.

La inauguración será en la sala VIMCORSA, el viernes 16 a las 20 horas, una mesa redonda sobre Novela Negra que analizará el estado actual de la narrativa negro-criminal. Eclosión y contaminación de otros géneros. Modera y presenta Alberto Díaz Villaseñor (Director de las Jornadas PÑ-Negra) e intervendrán los autores Montero Glez, Domingo Villar, Javier Márquez, Toni Hill.


El sábado 17 a las 11.30 horas será el turno de la   Novela Histórica que debatirá sobre los antecedentes y estado actual del género. Historia Real e Historicidad literaria. La Literatura como sustituta del sistema educativo, una mesa redonda en la que participarán Francisco José Bocero, y los autores  Nerea Riesco, Jesús Sánchez Adalid, José Calvo Poyato, Isabel San Sebastián.  Le seguirá la charla sobre Fantasía, Terror y Ciencia-ficción a cargo de Teo Palacios (Director Jornadas de Ciencia-Ficción de Dos Hermanas) y los autores Espido Freire, Juan Ramón Biedma, Susana Vallejo, Fernando Marías.

Por la tarde las jornadas tratarán sobre Los géneros populares a la luz de las últimas tendencias con  Mario Cuenca Sandoval, Javier Calvo, Juan Jacinto Muñoz Rengel y Fernando Iwasaki, y más tarde tendrá lugar la presentación nacional de 'Un reino Lejano', de Isabel San Sebastián.

El domingo se celebrará la última jornada con la presentación a las 11 horas de las I Jornadas de Novela Negra en Nüremberg con el escritor de novela policiaca alemán, Dirk Kruse, y a las 23.30 horas se clausuran las jornadas,  momento en el que los escritores participantes quedarán a disposición del público y de los lectores para todo tipo de preguntas.

Monográfico de Quimera

Monográfico de Quimera

En su número de octubre, la revista Quimera recoge una larga conversación mantenida entre Pilar Adón, Álvaro Colomer, Mario Cuenca Sandoval, Elvira Navarro y Alberto Olmos sobre el estado de la literatura española actual, del mundo editorial, de las inquietudes, hábitos y referencias de los narradores de nuestra generación y un largo etcétera de asuntos que espero sean de vuestro interés.

Proyecto escritorio

Proyecto escritorio Jesús Ortega administra este fascinante blog en el que los escritores muestran la intimidad de su escritorio.
Mi colaboración en el blog: http://proyectoescritoriojesusortega.blogspot.com.es/2012/07/mario-cuenca-sandoval.html



Mario Cuenca Sandoval


El plan era sencillo: el Escritor se instalaría en la planta superior y el Padre y el Ciudadano en las inferiores. Arriba quedarían todas las metas insatisfechas y abajo el juego de las hijas, las cenas con los amigos, los partidos de fútbol, los noticiarios, contraviniendo la topica freudiana, según la cual toda frustración se confina en el sótano.

Así que compró una casa con buhardilla e instaló un escritorio en ella, una máquina de aire acondicionado, un ordenador de sobremesa, una librería para los archivadores. Levantó una trinchera entre ambos mundos.

Pero Córdoba no es una ciudad favorable al atrincheramiento. Añádase que al Escritor le produce una inmensa pereza andar subiendo y bajando la escalera cada vez que suena el portero, o cuando el apetito u otras necesidades lo reclaman, o cuando tiene que convertirse otra vez en el Padre de familia o en el Ciudadano.

Como todas las mañanas la casa se queda vacía y en un silencio diáfano, el Escritor se cuela en el salón y se instala en el sofá, justo en esta esquina, con el portátil sobre las rodillas y el utillaje imprescindible sobre la mesa: un cuaderno, fluorescentes, un lector de libros electrónicos, el atril de madera que le regalaron unos alumnos, el teléfono, los libros que ahora mismo lee. Suele dejar la puerta abierta, como se acostumbra en las antiguas casas de vecinos andaluzas. Es aquí donde pueden encontrarlo los amigos, o el cartero, o la muerte.

Sobre el plato de madera -apenas se aprecia en la fotografía- hay una cajita de música de su hija, cuyas fotos enmarcadas quedarían justo sobre su cabeza si ahora mismo ocupara este rincón matutino, si estuviera escribiendo en vez de tomar esta fotografía. Fuera de cuadro, a la izquierda, hay un tocadiscos donde Bill Evans suena muchas veces, demasiadas. Y no se resiste a inmortalizarlo; es su regalo más querido.

Versiones y Perversiones. Cine maleable en el CICA

Versiones y Perversiones. Cine maleable en el CICA

Este viernes 9, en la sede del Centro de Interpretación del Cine de Asturias (Gijón), Agustín Fernández Mallo y un servidor charlaremos sobre escrituras y reescrituras y palimpsestos con el pretexto de la proyección de Vértigo, de Alfred Hitchcock. La charla será a las 19:00 y la proyección de la película a las 20:00. Más detalles en el blog de Adrián Esbilla.

La risa en el abismo

La risa en el abismo

IV Jornadas internacionales sobre novela moderna y contemporánea, con el título de ‘Lo trágico divertido’. Universidad de Almería

 

Las jornadas, que se celebran el jueves 15 y el viernes 16, van a contar con la participación de María Ángeles Naval, profesora de Literatura del siglo XX de la Universidad de Zaragoza;  Manuel Vilas, novelista y poeta, VI premio Fray Luis de León 2008; Mario Cuenca Sandoval, novelista y poeta, Premio Andalucía Joven de Narrativa 2007; Jorge Volpi, novelista, cuentista y ensayista mexicano, Premio José Donoso 2009, y Eduardo Becerra, crítico y profesor de Literatura Hispanoamericana de la Universidad Autónoma de Madrid.

La organización corre a cargo de los profesores Miguel Gallego Roca, Isabel Giménez Caro y Antonio Orejudo y están coordinadas por Isabel Giménez Caro. Colaboran el Grupo de Investigación Estudios Literarios y Culturales, el Departamento de Filología de la Facultad de Humanidades y la Experiencia piloto de Filología Hispánica.

El viernes 16, a partir de las 10:30 mantendré una charla con el profesor Miguel Gallego con el título "La risa en el abismo". Será en el Salón de Grados (Aulario IV)

Ciclo sobre Clint Eastwood

Ciclo sobre Clint Eastwood

El viernes 25 participo en el ciclo titulado Por el camino de Clint Eastwood, en el Centro de Interpretación de Cine de Asturias, con una charla sobre la poética del gran director norteamericano. Será las 19:30.

Mi reportaje sobre Chris Stewart para Qué leer

En la Alpujarra con Chris Stewart
Lo confieso: soy un urbanita incurable. He llegado a Órgiva guiado por un GPS, tras consultar en Internet el pronóstico meteorológico y cargar la batería del móvil y de la grabadora. En contraste, Chris Stewart vino a Órgiva hace más de veinte años siguiendo la estela de Gerald Brenan, de Richard Ford, de Laurie Lee, con el anhelo de calentarse al mismo sol que tan ilustres compatriotas. Músico, piloto de avioneta, esquilador de ovejas en Suecia, autor de una guía de viaje de China y de la reciente “Los almendros en flor” (Salamandra), este moderno Thoreau entronca con una estirpe a medio camino entre los aventureros victorianos y los hippies, en la convicción de que una vida demasiado cómoda y segura es incompatible con la felicidad. texto MARIO CUENCA SANDOVAL fotos RUIZ DE ALMODÓVAR

El último tramo entre Órgiva y el cortijo de El Valero sólo puede recorrerse a pie. Hay que cruzar un puente construido por el propio Chris Stewart (Crawley, Sussex, 1951), o, más bien, reconstruido: el río Trevélez destrozó los siete que le precedieron y, en los lapsos entre uno y otro, la familia y sus visitantes se ven obligados a cruzar en tirolina. Sonrío al pensar que la fama de Stewart habrá sometido a muchos esforzados periodistas a esta pista americana. Después bordeamos un cercado de ovejas, el primero que se levantó en este valle; fue nuestro anfitrión quien introdujo el pastoreo en este paraje tan quebrado y rocoso, contra el pronóstico de los nativos; y también introdujo en la Alpujarra la esquila con máquina eléctrica, pese al recelo de los pastores de la zona, que temían que la máquina electrocutara al ganado. Ya casi al final del sendero, flanqueado por arbustos de gayombas, nos sobresalta la silueta de Giorgione, el espantapájaros; o, para ser más exactos, el espanta-jabalíes, un maniquí tocado con gorra y gafas de sol que nos apunta con su rifle -incluso la Guardia Civil llegó a tomarlo por un cazador furtivo-. A esta altura, se escuchan los ladridos de Bumble y de Big, los perros de la finca, que anuncian a sus amos nuestra visita. En la puerta no hay timbre, sino un cencerro.
Cuando Chris y Ana nos dan la bienvenida en el porche, pienso que la lectura -y disculpen la digresión- es un maravilloso vínculo. Me he divertido con los libros de Stewart y, al estrechar su mano, es como si me reencontrara con un viejo amigo. Ana nos confirma que muchos lectores peregrinan hasta aquí -“todas las semanas viene gente”- y menciona, apenada, el caso de una admiradora que hizo la ruta desde el Reino Unido y fue incapaz de cruzar el río presa del vértigo.

La esencia de la vida urbana
La casa se alza frente al barranco y el denso pinar de la Serreta. Nos reponemos de la caminata con agua con limón en el porche, mirando de reojo el cielo: las amenazantes nubes no acompañan tan bucólica estampa. Conmovido por la belleza del paisaje, le aseguro a nuestro anfitrión que todos los que vivimos en ciudades nos hemos planteado alguna vez mandarlo todo al cuerno e instalarnos, como él, en el quinto pino. Y le pregunto si nunca ha tenido la tentación inversa: mandar al cuerno la vida rural. “Nunca”, responde. “Lo único que echo de menos es la oferta de ocio, el teatro, el cine, los bares, los cafés”. De vez en cuando, Chris y Ana hacen una escapada a la ciudad, “pero volvemos corriendo a los dos días”. De hecho, la pareja acaba de regresar de la que Chris considera “la esencia de la vida urbana: la Feria de Sevilla”.
Al fondo se divisa la ruidosa confluencia de los ríos Cádiar y Trevélez -una versión en miniatura, asegura Stewart, de la del Min con el Yangtze en China-, la presa y el embalse, la huella del artificio en la naturaleza. Chris reconoce que tales construcciones son necesarias en un país como éste, amenazado por la sequía. No es un naturalista ingenuo, y se confiesa gran admirador de muchas de las obras del hombre: “Somos geniales en algunas cosas. Normalmente estamos puteando el planeta, pero hay cosas que me impresionan mucho”. Y la música debe ser una de esas cosas, ¿no? “El arte, la cultura. Sí. Somos unos bárbaros, pero también somos capaces de actos de nobleza, de dignidad, de generosidad y de genio”. Se diría que la estrella que lo atrajo a estas latitudes no fue la naturaleza, sino la belleza, artificial o natural. “Lo que más me gusta es la mano del hombre en la naturaleza. Cuando llegamos aquí, los pueblos eran preciosos, porque había faldas verdes de olivares, con palacios de piedra bien hechos y, alrededor, la sierra, tan agreste y salvaje. Y para mí lo más impresionante era el contraste entre la naturaleza y la belleza de la agricultura, porque también la agricultura puede ser bella”. A continuación, lamenta que ya nadie se interese por la vida agrícola; se gana muy poco y, para cualquier chico de la España actual, la agricultura no tiene dignidad. El efecto es que se han abandonado muchos pequeños cultivos, “y, entonces, la naturaleza vuelve. Siempre lo hace”.
Nos servimos otro refresco y aparece en la charla la palabra de moda: la crisis. “Sí, el capitalismo está en crisis y va a empeorar. Creo que vamos a ver cataclismos. Pero no me gusta decirlo, se supone que soy un optimista” -según reza el subtítulo de su libro Entre limones-. “La crisis también ha tenido efectos positivos: ha frenado el urbanismo desbocado que estaba azotando este pobre país y parte de su belleza, aunque al coste de millones de familias perdiendo sus casas y empleos. Es horroroso, el fracaso de un modelo que también tiene sus aspectos positivos, claro; es un privilegio vivir bajo su abrigo, vender muchos libros y tener muchos lectores. Pero el capitalismo siempre necesita putear a alguien en algún sitio, robándole sus recursos”.

Tragedias de la especulación
Muchas de las anécdotas recogidas en Los almendros en flor han sido propiciadas por la colaboración de Chris con ONGs como Oxfam o Granada Acoge; experiencias conmovedoras como su encuentro con unos inmigrantes ilegales a los que refugió en El Valero, jóvenes magrebíes que cruzaban la Alpujarra a pie para buscar trabajo en los invernaderos de Almería. Éstas y otras vivencias parecen haber teñido de tintes políticos su obra: “¿Tú me ves como un radical peligroso?”, bromea. “Tengo la fortuna de escribir libros que se leen, y decir lo que creo que debo decir, pero a veces pienso que debería estar en las barricadas y no aquí, en mi retiro”.
Le pregunto por unas declaraciones en que aseguraba que Marbella y Puerto Banús son como Sodoma y Gomorra para él. “No las recuerdo, pero seguro que lo he dicho”, ríe. “Es lógico que, cuando vives en una ciudad industrial en Inglaterra, y sólo tienes dos semanas de vacaciones al año, Marbella te parezca el cielo. Pero Marbella era un pequeño pueblo pesquero en los años 1950, bellísimo, y la presión urbanística ha destrozado la Costa del Sol. Hay sitios bonitos, aunque cada vez menos. Es una de las tragedias de la especulación”. Lo bueno es que El Valero parece a salvo de esa locura urbanística. Gran parte de la belleza de esta opción de vida radica en que el hogar de los Stewart no es un bien inmobiliario, no un activo, sino lo que siempre ha sido una casa desde la antigüedad: un refugio donde guarecerse. Cuando Chris y Ana adquirieron la finca, no había electricidad ni agua corriente, sólo una acequia abandonada y una manguera que vertía un chorro de agua no potable en un bidón. Para colmo, la confederación hidrográfica planeaba construir una presa en el valle, con la consecuente amenaza de sumergir su vivienda. Hoy disponen de luz eléctrica suministrada por paneles, teléfono, agua corriente y conexión a Internet, y son padres de una hija alpujarreña de veinte años, Chloé, que ha crecido en este vergel. La colonia de animales -dos perros, siete gatos, más de cuarenta ovejas- ha ido ampliándose y, aunque la obra que amenazaba el bucólico proyecto de El Valero fue ejecutada, la casa permanece en pie. Es más, la presa ha propiciado la formación de un fascinante ecosistema pantanoso, rebosante de ranas, pequeñas tortugas, peces de agua dulce y libélulas. Por desgracia, Porca, el loro misántropo que protagonizó El loro en el limonero, falleció el año pasado. “Nosotros no somos nada sin el loro. Y, además, era muy fotogénico”, lamenta nuestro anfitrión.
Acompañamos a Chris a la despensa. Para el almuerzo, ha puesto a enfriar un rosado que Chloé trajo de la Provenza. Su última adquisición es un arcón congelador -“Nos ha cambiado la vida”-. Ahora pueden almacenar carne, habas, pescado y pan. Antes hacían el pan ellos mismos, pero el horno de piedra se ha resquebrajado y deja escapar el calor. Así que compran grandes cantidades y lo congelan.

El dinero y la felicidad
Para los lugareños, Chris Stewart es Cristóbal Valero. Y su presencia en la baja Alpujarra ya no resulta exótica: la Alpujarra es, de suyo, un espacio exótico en el que conviven los monjes budistas con los agricultores nativos, los ecologistas británicos con los pastores. Por lo demás, uno percibe muy pronto que el mundo de Stewart es un todo coherente: adentrarse en él, como lector o como visitante de El Valero, abre un paréntesis lleno de fragancias y de aire limpio. No deben existir muchos autores en quienes confluyan de manera tan armoniosa vida, obra y paisaje. Ni tantos hombres que hayan encontrado tan pronto su lugar en el mundo. Le pregunto cómo sabe uno que lo ha encontrado, con qué señales podría reconocerlo: “Nunca olvidaré la excitación que sentí cuando llegué aquí. Estaba emocionado por las mil posibilidades que me ofrecía este lugar. Yo había viajado mucho, pero en realidad viajaba para encontrar un sitio donde instalarme”. Mi siguiente pregunta es más íntima: ¿hubiera sido tan sólida la relación entre Chris y Ana en una vida urbana convencional, con quince días de vacaciones al año para veranear en Marbella? “No hubiéramos sido felices así. Ya en los primeros años en El Valero éramos bastante pobres pero muy felices, y la relación entre nosotros -y después con Chloé- se ha fortalecido con las dificultades”. Le digo que tal vez haya cierto placer en la dificultad, que tal vez las comodidades de la sociedad de consumo no sean tan cómodas. “Sí. Buscamos la seguridad y la comodidad, y nos perdemos la riqueza de la vida, arriesgar y aventurarse”. Cierto que Chris ha hecho dinero con sus libros, y reconoce que no es posible escapar del todo a ese modelo del consumo -“También tenemos una tostadora”, bromea-. Pero no es millonario y su vida no ha cambiado en lo sustancial: “Con mucho dinero”, asegura, “es muy difícil mantener la felicidad”.
Ana duda si poner la mesa fuera o dentro. El clima resuelve de inmediato su dilema: un viento huracanado sacude los adornos del porche, el sillón de mimbre que cuelga de una rama, la ducha de verano, una placa donde puede leerse la divisa “Carpe Diem”. Cae una tromba de lluvia fría que amenaza con convertirse en granizo. Así que almorzamos en el interior, frente a una chimenea con dintel de madera de olivo. Harry -una amiga de Chloé que pasa unos días en la finca- ha preparado un menú muy árabe, “poco guiri”, bromea Ana: humus, tabulé, huevos en salsa y ensalada. El español de Ana es más limitado que el de Chris; por fortuna, Chloé, su hija alpujarreña, una perfecta bilingüe que estudia Traducción e Interpretación en Granada, siempre encuentra el equivalente para las expresiones que sus padres no aciertan a traducir. Descorchamos el vino. “A los españoles no os gusta el rosado, pero éste os va a encantar”. Charlamos sobre su percepción de los españoles, ¿en qué habremos cambiado durante todos estos años? “Como cualquier otro país, España ha perdido parte de su identidad al ser europeízada. España es todavía innegablemente española, pero hay muchos aspectos que se han erosionado. Esto me da mucha pena”. Asegura que antes pasaba mucha gente por el valle. El campo se ha despoblado justo ahora que, en el norte de Europa, prospera una corriente de retorno al medio rural, la llamada Ola verde.
Tras descorchar la segunda botella, la conversación va deslizándose hacia temas filosóficos. Vistos los cambios experimentados por el país, pregunto qué significará la palabra progreso para un hombre como Stewart. Él medita su respuesta largo rato -“Es un cuestión muy difícil”-, hasta que decide colocarla en el tejado de Ana. “¿Qué sería el auténtico progreso? -se pregunta ella-. No creo que exista una respuesta, porque todo progreso de unos perjudica a otros. Pero tal vez sería un gobierno mundial, algo que regulara las relaciones entre los países, tan injustas”. Como postre, Harry ha preparado un revuelto de naranjas y plátanos con canela. Es inevitable comentar la diferencia con la fruta de invernadero. “El progreso”, ironiza Chris, “es hacer frutas y verduras sin sabor”.
Después del café, continuamos la charla en el porche. La tarde ha aclarado. Observo el rincón en que Big y Bumble dormitan, el limonero empapado, las gotas de lluvia que se escurren por las buganvillas y por las hojas de una palmera. Recuerdo que Baudelaire se burlaba de la admiración que provocaban la naturaleza y sus “legumbres santificadas”. Sin embargo, el rugido del agua sube hasta aquí, el sol brilla sobre la superficie de los ríos y la brisa trae aroma de romero. Me quedo hipnotizado por el imponente manto de pinos de la Serreta, que se despliega frente a nosotros, cuando la voz de Chris me saca del ensimismamiento. “Entonces, ¿qué hacemos? ¿Dónde ponemos la barricada?”.

 

Le Voleur de Morphine


Cubierta de la edición francesa de El ladrón de morfina. Publica Passage du Nord-Ouest. Traduce Isabelle Gugnon.
Disponible en Francia a partir del 5 de enero de 2012.

Aún estáis a tiempo

Aún estáis a tiempo

Talleres de escritura creativa de la Red Municipal de Bibliotecas de Córdoba. Desde el 15 de septiembre en la Biblioteca Central (Lepanto) y la Biblioteca Arrabal del Sur. Horarios y fechas de las sesiones aquí.

Antología poética sobre el viaje

Antología poética sobre el viaje
Ida y Vuelta. Antología poética sobre el viaje
(95 poetas: Juan Carlos Abril, Francisco Brines, Yolanda Castaño, Ben Clarck, Mario Cuenca Sandoval, Ariadgna G. García, Juan Manuel Gil, Raquel Lanseros, Elena Medel, Vicente Luis Mora, Andrés Neuman, Leopoldo M. Panero, Cristina Peri Rossi...)
Este libro es un viaje en sí mismo. El lector que se embarque en él podrá encontrar océanos, arena, niebla, estados de ánimo. Bitácoras. Podrá, en fin, satisfacer la necesidad de encontrar nuevos puertos en las palabras de otros. Noventa y cinco poetas de sólida trayectoria, tanto españoles como hispanoamericanos, han querido participar en esta peculiar travesía, muchos de ellos creando expresamente sus poemas para la ocasión.

Esta antología, a cargo de Begoña Callejón y prologada por Miguel Ángel Contreras, recoge una magnífica selección de poemas dedicados al viaje en todas sus vertientes. El viaje real e imaginario, el viaje interior o el devenir vital, que es también un viaje: todos tienen cabida en estas páginas. Adentrarse en ellas es, en sí, una aventura que proporcionará gratos momentos y emociones intensas.

A partir de ya en las librerías.

O directamente en la editorial:

findeviajeediciones@gmail.com

Revista EÑE

Revista EÑE

Ya está a la venta el número de verano de EÑE (nº26), Hoteles, mil aventuras, que incluye mi cuento Hotel Mystic. La compañía es de lujo, entre otros: Elvira Navarro, Guillermo Saccomanno, Javier Tomeo, Pedro Zarraluki, etc.

Los oficios del libro

Los oficios del libro

Mañana, sábado 11, a partir de las 12:30, se presenta en la Feria del Libro de Madrid (pabellón de las universidades) la nueva editorial Libros de la ballena, y, con ella, esta antología de cuentos que han preparado los alumnos del Máster de Edición de la Universidad Autónoma titulada Los oficios del libro, y en la que tengo el gusto de participar con mi relato Salvar a Perec.

Reportaje en Qué Leer

Reportaje en Qué Leer

Crónica de mi visita a Chris Stewart en la Alpujarra granadina, en el número de junio de Qué Leer. Ya a la venta.

Caldo de cultivo

Mi cuento Pang! en el último número de la revista Caldo de cultivo. Espectacular el diseño. No os la perdáis.

NEAR FUTURE_DISTOPÍAS POSIBLES from julià panadès julià on Vimeo.