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mario cuenca sandoval

Javier Calvo recomienda El ladrón de morfina

Javier Calvo recomienda El ladrón de morfina

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Mis recomendaciones literarias para este mes de abril de 2010 no son Dublinesca de Enrique Vila-Matas ni Alba Cromm de Vicente Luis Mora ni siquieraCorona de flores de Javier Calvo, más que nada porque estos tres ya los vais a encontrar en todos lados y yo quiero ser un poco más sofisticado en mi faceta de topógrafo de novedades literarias. Por tanto, voy a recomendar un par de indies que harán feliz a cualquier persona de buen gusto. El primero es Ladrón de morfina de Mario Cuenca Sandoval, un libro que si hubiera justicia en el mundo estaría en lo más alto del ranking de novelas españolas del año (por desgracia, sospecho que este tipo de justicia no es lo que más abunda en el mundo, por las razones que sean). Ladrón de morfina (451 editores) cuenta la historia de tres soldados americanos en la Guerra de Corea: el paracaidista Flaco Bentley, adicto a la marihuana, que sueña que es un roedor que vive a ras de tierra y se especializa en infiltrarse en los túneles de los coreanos para misiones de reconocimiento; Wilson Reyes, un colombiano grande y pelirrojo que parece estar protegido por una buena suerte mágica que hace que Bentley, en sus delirios drogadictos, piense que es un ángel; y el teniente Caplan, un tuerto que hace estraperlo en el campamento y arte con máquinas de escribir, razón por la que lo apodan Qwerty. La novela sigue a los tres por una serie de itinerarios alucinógenos, que incluyen turbadoras relaciones sexuales morfinómanas, apocalipsis en templos budistas, casos de tínito imposibles y reescrituras de El entierro prematuro. Todo ello a través de una secuencia de discontinuidades de perspectiva y voz que nos hunde cada vez más en el discurso alucinado del libro.
Hacer una lista de las virtudes de esta novela me ocuparía más que un simple post de este blog. Si la Guerra de Corea supone el principio del hundimiento de la identidad heroica americana y de las nociones de verdad y justicia que sostienen gran parte de los discursos institucionales de ese país (no es de extrañar que los dos grandes textos sobre la guerra de corea sean The Manchurian Candidate de John Frankenheimer y M*A*S*H de Robert Altman), Mario Cuenca trata la guerra de Corea ya no como absurdo o como guerra falsa, sino como pura sensualidad. Una estética del cuerpo y de la alucinación burroughsiana cuyos elementos centrales son la herida, el sopor de la droga –de la que la novela traza una espléndida genealogía–, la sensualidad del cuerpo (encarnada por el joven y apuesto ladrón de morfina), el horror y la belleza del agente naranja. El cuerpo es el que reina. Las alucinaciones sensoriales, desde el sueño de ser un roedor morador de madrigueras hasta la imagen de pesadilla de los chinos que los americanos matan a miles pero siguen viniendo. La guerra misma como alucinación. El parentesco con Burroughs es obvio, igual que con Poe, Baudelaire, la tradición beat y la literatura de drogas. También con la maravillosa Unlimited Dream Company de Ballard y con la redefinición post-beat de la novela bélica que ha llevado a cabo en las últimas dos décadas gente como Robert Stone y Denis Johnson. Pero como he dicho, todas estas descripciones se quedan cortas. Comprad el libro y formaros vuestra propia opinión.
En una línea mucho menos descarnada, y mucho menos sobria, pero también invocando una sensualidad en estado de trance, el relato Exhumación(Alpha Decay) de Luna Miguel y Antonio J. Rodríguez construye un Madrid entre la distopía y la sátira para narrar un episodio teofánico con ecos de laPromethea de Alan Moore y de la club lit de Jeff Noon. Amanda y Djuna, amantes de apolineidad vagamente vestal, visitan el submundo de la discotecaRostro expresivo, donde los autores exploran pirotécnicamente el origen ritualístico pagano de la fiesta e invocan al mismo Mefistófeles para desvelar la teofanía que subyace al texto. Magia negra, juegos verbales, cyberpunk y un verdadero festival de alusiones son las coordenadas del debut en la narrativa de estos autores cuya brevedad hace que me dé pudor extenderme más, pero que me sume en un estado de rabia expectante por sus próximas publicaciones. Sin más, y por partida doble, enjoy!

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