los años salvajes de la filosofía
(Fragmento de SAFRANSKI, R., Schopenhauer y los años salvajes de la filosofía; a la salud de mi viejo amigo Pepe Antonio Pedraza, que se fue a hacer las Américas; y también de Toni Montesinos, que menciona una cita rescatada de un extraño lugar)
"También durante el viaje, Arthur ascendió a un monte en tres ocasiones (el Chapeau, el Pilatus y el Schneekoppe). En las alturas, busca la naturaleza en sus mejores momentos, pero también se enfrenta con los más despiadados y alejados de lo humano. En las alturas, el hombre queda anulado y la naturaleza se permite romper sus 'límites'. El que se enfrenta con ella tiene que estar en soledad heróica. Así, la vivencia de la mon-taña está llena de significado para Arthur Schopenhauer. Allí 'todos los objetos pequeños se esfuman; sólo lo grande conserva su figura. Todo queda integrado: lo que se ve no es una multitud de pequeños objetos separados, sino un gran cuadro, brillante y luminoso, sobre el que el ojo se detiene con placer'. Pero también el que contempla la grandeza y se sustrae al hormiguero es grande. Uno ya no está atado a los objetos separados, sino que se ha convertido en 'ojo', un ojo dirigido hacia ese 'cuadro brillante y luminoso'. 'Ojo del mundo' llamará posteriormente Schopenhauer al sentimiento que se desprende de este placer en visiones lejanas.
En la ascensión del Schneekopee, Arthur y su guía pernoctan en una cabaña llena de mozos de cuadra que se apelotonaban entre sí produciendo un "calor animal". Arthur utilizará después la imagen de los puercoespines que se apretujan para defenderse del frío y del miedo. En la cabaña hay también un libro en el que los caminantes pueden eternizarse. Alguien encontraría allí la inscripción de Arthur:
Arthur Schopenhauer, de Hamburgo.'¿Quién puede asceder y callar?'
0 comentarios