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mario cuenca sandoval

Los hemisferios en ABC

Los hemisferios en ABC

Cuenca Sandoval, animal literario

Andrés Ibáñez, ABC Cultura, 08/02/2014

 

Con su tercera novela, Mario Cuenca Sandoval confirma su maestría al mezclar realidad y ficción.

 
Mis sensaciones al leer Los hemisferios son contradictorias. ¿Hacia dónde va la obra de Mario Cuenca? ¿Se está abriendo o se está encerrando en sí misma? Su primera novela, Boxeo sobre hielo, le valió el Premio Andalucía Joven de Narrativa 2006. Se trata de una obra apasionante y sorprendente, escrita con un estilo refinado, tenso, rotundo, que posee la transparencia cristalina que asociamos a la literatura de la pos-posmodernidad. Cuenca se mostraba en esta novela no sólo dueño de un lenguaje y de un ritmo perfectos, sino también de una forma personal de ver la realidad.

 


Ladrón de morfina

 

La obsesión con las drogas ya estaba presente en esta novela, junto con la técnica de mezclar la ficción con el relato de hechos reales (en esta novela la aventura de Thor Heyerdahl y la balsa Kon-Tiki, entre otras) y la técnica intermedia de crear hechos históricos falsos: en este caso una especie de secta o iglesia psicodélica surgida en España en los años 60.

La segunda novela, El ladrón de morfina, se movía hacia un escenario decididamente exótico y limitaba la riqueza de sugerencias de la novela anterior. Las tres técnicas o vías narrativas volvían a aparecer: la historia novelesca del ladrón de morfina situada en la guerra de Corea, las historias sacadas de la Historia (la de “Copo de Nieve” Bentley, el hombre que logró fotografiar los cristales de nieve) y las falsas historias, que se hacen pasar por hechos reales pero son imaginarias. La novela es impecable, y a ratos asombrosa, pero tiene un problema que va más allá de la técnica y que tiene que ver con la imaginación y sus leyes.

¿Cuánto es posible inventar? ¿Sobre qué es posible escribir? ¿Es posible escribir sobre algo de lo que no se tiene experiencia directa, por ejemplo sobre la guerra de Corea? La respuesta es que no (la verdadera respuesta es esta: sí, pero no durante mucho rato). Rilke lo dice en Malte: “No es posible inventar nada”: no es posible escribir sobre aquello de lo que no se tiene experiencia.

 

Islandia de la mente 

Los hemisferios es una gran novela. Está escrita con mano maestro por un auténtico animal de la literatura. Las tres líneas aparecen de nuevo: la narración, los hechos reales (una línea que tiene que ver con Vértigo, de Hitchcock) y la historia inventada (la Isla Mística, el país más septentrional de Europa, una especie de Islandia de la mente). Aparecen también las drogas, la “danteína”, aque aumenta la lucidez del que la toma, una vieja obsesión de Cuenca, y hay un curioso homenaje a Rayuela, de Cortázar.

Dos novelas, dos hemisferios, o una novela doble. ¿Qué falla? La sensación de que el narrador no escribe su novela a partir de la vida, sino a partir de ideas sobre lo que debería ser su novela. La sensación de algo muy bien hecho pero que no responde a una necesidad prfounda y conmovedora.

 

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