Entrevista para Promoebooks
... el blog de la plataforma Libranda, en dos partes
(1ª parte)
Mario Cuenca Sandoval es uno de esos escritores que incluiríamos en el grupo de “nueva generación de escritores españoles”, si es que podemos hablar de tal generación. Ha publicado 3 novelas, la última, “Los hemisferios”, ha sido publicada por Seix Barral y se ha editado en papel y en formato ebook simultáneamente. Con él hablamos sobre su última novela, el libro libro digital y las nuevas tecnologías aplicadas al oficio de escritor.
P: ¿Qué temática abordas en “Los hemisferios”?
R: Si hay un motivo originario, es el tema de la copia, el palimpsesto, el doble, que era un tema que me interesaba trabajar; el tema de un personaje que ama a una misma mujer en todas las mujeres que conoce y que experimenta una y otra vez la misma pasión y la misma pérdida; ese tema del doble y la copia, que creo que es un tema de actualidad absoluta, era el tema que me interesaba a mí.
P: En la novela se habla recurrentemente de la rapidez de los tiempos que vivimos empujados por las nuevas tecnologías. El sector editorial está inmerso en un profundo cambio, relacionado con estas nuevas tecnologías. ¿Cómo se vive desde dentro, desde el papel de autor?
R: Aún experimento todo esto con perplejidad, no sé muy bien hacia dónde camina el sector editorial con este tema del libro digital, soy un lego en la materia. Creo que se están produciendo cambios importantes, aunque no sé hasta dónde se puede hacer analogía con lo que ha pasado en el mundo del cine o la música, porque quizá el libro tenga sus particularidades.
P: ¿Tú lees en formato digital? ¿Qué crees que nos aporta el formato digital?
R: Yo tengo un e-reader y lo utilizo muchísimo. Trabajo con borradores en digital, voy tomando mis notas… Para mí es una herramienta muy útil. Creo que me aporta comodidad, inmediatez… yo trabajaba antes con borradores que estaban llenos de subrayados, notas… que ahora ya no utilizo, haciendo un bien al ecosistema, gastando menos papel del que gastaba… y, por supuesto, el libro digital es muy cómodo para viajar, para leer mientras viajas.
Soy un usuario decidido y agradecido del libro digital. Pero al mismo tiempo, trabajo también con el libro, -voy a decir una maldad- (risas) el libro analógico, que creo que sigue teniendo su espacio, y que sigue teniendo vigencia.
P: ¿Te sientes amenazado por el hecho/efecto de la piratería como autor?
R: La piratería está afectando más a un sector editorial que me queda un poco lejos de momento; no sé los efectos indirectos que eso pueda tener sobre mí, o sobre mi carrera literaria; tengo la sospecha, no tengo datos, sólo la intuición, de que la piratería está afectando mucho más al sector del bestseller, y es en este tipo de libros, en el que posiblemente esté haciendo estragos, no tengo datos objetivos para valorarlo, es sólo una intuición.
Pero si uno se pasea por los portales de descarga de libros, y de descarga de libros ilegales sobre todo, comprueba que la literatura -y perdón por la redundancia- literaria, por así decirlo, tiene muy poca presencia en estos portales, despierta poco interés. O quizá no ha crecido tanto todavía el catálogo como para abarcarla; en ese sentido yo no me siento muy amenazado todavía como autor; ahora, no sé los efectos colaterales que va a tener sobre mí al incidir sobre la propia industria editorial en su conjunto. Que yo sepa, sólo hay un libro mío pirateado, que me enseñó el otro día una alumna.
P: ¿Qué libro era?
R: Era un libro de poesía.
P: ¿Sigues escribiendo poesía?
R: Sigo, pero de una manera intermitente. La novela te abarca demasiado tiempo y demasiada energía. Sólo algunos poemas sueltos, y casi todos están publicados, porque te los piden para revistas, y te los piden inéditos, y ya casi no me quedan inéditos, porque prácticamente cuando escribo un poema ya lo tengo comprometido para alguien.
P: Navegando por la red nos encontramos con tu Blog. ¿Por qué decidiste abrirlo? ¿Qué pueden encontrar los lectores que lo visiten?
R: La verdad es que yo me lo planteo más como una especie de respositorio o de archivo de material que tiene que ver con mi carrera literaria más que como un blog de actualidad literaria, porque no lo mantengo al día con la suficiente regularidad. Pensaba, al crearlo, que sería interesante que cualquier persona que se acercara a mi literatura dispusiera de algún sitio donde encontrar reseñas, entrevistas, incluso fragmentos de otros autores con los que guardo algún tipo de vínculo, que considero influencia en mi literatura. Como te digo, quería crear más una especie de archivo para compartirlo con cualquier persona que se acerque a mi literatura y tenga curiosidad.
P: Para terminar, recomiéndanos un libro.
R: Como es el primero que se me ha venido a la mente, (supongo que será revelador, que será importante, ¿no?) os recomiendo un libro que publicó Random House Mondadori que se llama El año del pensamiento mágico; es una novela autobiográfica de Joan Didion que me parece un libro importante, profundo, y que creo que puede marcar a muchos lectores.
(2ª parte)
P: ¿De qué habla “Los hemisferios”? O de qué querías hablar tú? Porque, como lectora, he tenido la impresión leyéndola de que podía elegir muchos temas como eje.
R: Creo que el libro es como una especie de fresco; o sea, tiene muchísimo recoveco, muchísimos rincones; yo diría que no hay un eje central; pero si hubiera, si hay un motivo originario, es el tema de la copia, el palimpsesto, el doble, que era un tema que me interesaba trabajar; el tema de un personaje que ama a una misma mujer en todas las mujeres que conoce y que experimenta una y otra vez la misma pasión y la misma pérdida; ese tema del doble y la copia, que creo que es un tema de actualidad absoluta, era el tema que me interesaba a mí.
P: Qué es lo que más has disfrutado escribiéndola y qué lo que más te ha costado de escribirla.
R: Empiezo por lo segundo: lo más costoso fue la corrección, sin duda. Cuando ya había que hacer el trabajo de ingeniería, comprobar que las piezas en uno y otro lado encajaban, y que todo estaba en orden, y que no había anacronismos -bueno, que no los había involuntarios, porque en el texto hay anacronismos voluntarios-. Esa fue la parte más dura. Pero la más divertido fue la creación de reflejos de una novela en otra; esos elementos que aparecen en una novela y que luego se convierten en una especie de agujero de gusano que comunican con la otra, bien por personajes, objetos… hay por ejemplo un lienzo, un cuadro de la Sagrada Familia que aparece en las dos novelas, hay un apartamento que aparece también en ambas novelas… todo ese juego de ir colocando espejos en una y otra fue la parte más estimulante, más divertida.
P: La forma en que se describen las emociones, la utilización del lenguaje que pretende llevarnos a una visualización del concepto, de la emoción, materializarlas. Hace que la novela parezca muy cinematográfica, y nos recuerda tu relación con el cine y con la poesía.
R: Yo diría que la novela es muy visual, muy cinematográfica, en un aspecto: en la presentación de las peripecias y las circunstancias. Pero luego, desde el punto de vista estructural, creo que es una novela anti-cinematográfica, es decir, creo sería imposible llevarla al cine, porque utiliza recursos que son genuinos, específicos de la novela y además de la novela experimental, o de la novela de indagación. Por un lado, es una novela cinematográfica en su factura, pero en cuanto a su estructura es anti-cinematográfica, aunque parezca una contradicción.
P: Sobre el aspecto formal. ¿Es ésta una novela experimental?
R: Hay quien ha dicho que es una novela que aparenta no ser experimental, pero lo es; porque, sobre todo la primera novela, se puede leer con cierta linealidad; puede producir la impresión de que es una novela con una estructura más o menos tradicional de intriga, y que se puede seguir con una linealidad que luego la novela revela como falsa; yo quería hacer eso, una novela en apariencia lineal, que parece responder a una arquitectura más tradicional de la novela, y sin embargo, está llena de trampas, de ejercicios metaliterarios; y eso sobre todo se ve en la novela de María Levi, en la segunda, porque efectivamente la elección del punto de vista ya es de por sí descabellado, arriesgado; la elección de un personaje que habla desde una especie de limbo, donde lo único que le queda es la conciencia, que sólo tiene conciencia, pero ningún vínculo con su corporalidad, o con su sensibilidad; todo está hecho de recuerdos con los que tiene que ir trabajando, lo que en la novela se llama el Supremo Montaje, tiene que ir construyendo un montaje. Y todo está hecho de fabulación también; las dos herramientas básicas de nuestra conciencia son la memoria y la imaginación, y ese personaje lo hace todo con esos dos elementos. Ni siquiera se llega a revelar en ningún momento qué es ese "Tercer Estado"; podemos suponer que es una especie de preámbulo de la muerte, o de la desaparición de la conciencia, de la extinción de la conciencia, pero no se aclara tampoco en ningún punto.
P: “Los hemisferios” es una novela exigente con el lector, que tiene que tomar partido para interpretar la trama, los hechos, los significados…
R: Yo creo que en esto hay otra paradoja; y es que, siendo una novela exigente, desde el punto de vista de lo que se le pide al lector, paradójicamente, si el lector se abandona, y se deja arrastrar por el vórtice de la narración, y se deja hechizar, por así decirlo, y que se le lleve de la mano por un universo que, en realidad es una especie de laberinto de espejos, creo que la verdadera experiencia lectora es esa, es la de desactivar de alguna forma la conciencia crítica, ésa que nos pide que todas las piezas encajen unas con otras, y cuando uno comprende que está en realidad en un vórtice de agua que se lo lleva todo, que se incluso lleva la actualidad, porque aparecen elementos como la famosa erupción del volcán islandés, o el tema del debate de la tauromaquia en Cataluña, en fin, cuando el lector se ve inmerso en ese vórtice y lo único que le queda es continuar, dejarse llevar, creo que esa es la verdadera experiencia de lectura.
P: ¿Cómo vives el proceso de creación de una novela? ¿Escribes confiando en la inspiración o es un proceso más metódico y racional?
R: Son ambas cosas; hay una fase del proceso creativo en la que no hay ningún control de lo que hago, y es mejor así, es decir, es mejor que no me censure a mí mismo con pensamientos sobre si tiene algún valor, si le puede interesar a alguien, hay un momento en que hay que desactivar esa conciencia crítica, y que hay que dejarse llevar, hacer una inmersión en eso que Lezama Lima llamaba la materia oscura, ese momento en que la novela todavía es algo confuso, todavía no es más que un conjunto de imágenes, un esqueleto; ahí soy de dejarme llevar. Pero luego viene el trabajo del ingeniero de taller con el texto, con cada una de las páginas, que es el más tedioso, y también seguramente en el caso de esta novela el más largo, el que ocupó más tiempo. Es una mezcla de dejarse llevar y controlar.
Para mí son dos momentos distintos del proceso creativo. Yo siempre digo que esto (de escribir) se parece a las personas que tienen un trastorno maníaco-depresivo; “hay que escribir maníaco, sin ningún control, en plena euforia, y luego hay que corregir depresivo, o sea, con actitud crítica; al revés no funciona, también lo he intentado (risas)”.
P: Trabajar con una gran editorial, ha supuesto un cambio en ti como escritor, en la experiencia de escribir y la de la publicación?
R: Como escritor te diría que no, que ninguna diferencia; es decir, trabajar con un sello que pertenece a una multinacional, no me ha reportado ninguna diferencia, ninguna limitación, ningún compromiso distinto al que ya tenía con las editoriales independientes; Seix Barral acogió el proyecto con muchísimo cariño, ha aceptado sin negociación, -bueno, sin negociación porque estaban de acuerdo-, cada una de las propuestas que he hecho desde la cubierta, hasta las imágenes de interior, hasta la estructura del libro, todo; es decir, me han dado una libertad absoluta, la misma que yo he tenido antes con sellos más pequeños, a ese nivel no ha habido diferencia. Es más, mientras yo escribía no me he planteado en ningún momento el destino del libro, hubiera trabajado exactamente igual aunque hubiera ido a otro sello distinto. Ahora bien, a nivel profesional, como sello que goza de una distribución excelente, con unos profesionales fantásticos, y que te proporciona una visibilidad muchísimo mayor que otros sellos, evidentemente la diferencia está ahí; la diferencia de una marca como Seix y otros sellos más modestos que tienen menos fuerza.
P: ¿Crees que existe algo que podamos definir como “Nueva generación autores españoles”?
R: Es una pregunta difícil, porque, por un lado creo que hay un hecho objetivo, y es que mis coetáneos, la gente que nació aproximadamente en los años 70 y que ahora se está incorporando a la industria editorial, y están llegando a los sellos de primera fila, creo que confirmarían el hecho de que hay una nueva generación de escritores. Lo que pasa es que, al mismo tiempo, esa generación está marcada por la pluralidad y por la diversidad, y es muy difícil hablar de un bloque más o menos compacto, Yo diría que hay muchas líneas distintas. Hace ahora 7 años, Seix Barral organizó un encuentro [en Sevilla] y una de las cuestiones que se debatía era justamente esa, si hay una nueva generación, y la conclusión fue la insularidad, que los autores actuales son una especie de islas en un panorama muy diverso, muy plural y muy amplio, y ésta, pues, parecía confirmarse como la única conclusión razonable. Pero al mismo tiempo, se ha hablado mucho en los últimos años de esto que se ha llamado la “generación nocilla” y bueno, habría algunas afinidades; lo de la nocilla era muy simbólico, el nombre es horroroso, pero, creo que las afinidades que uno puede encontrar tienen que ver con el contexto socio cultural en el que hemos crecido, que hemos compartido, no sé, los hitos cinematográficos, iterarios, televisivos y musicales que hemos compartido, pero poco más.
El autor
Nació en Sabadell en 1975, aunque reside en Córdoba, donde enseña filosofía en Montilla. Ha publicado las novelas “Boxeo sobre hielo” (Berenice, 2007), por la que obtuvo el Premio Andalucía Joven de Narrativa y que fue aclamada como una de las obras más representativas de la nueva generación de narradores españoles, y “El ladrón de morfina” (451 Editores, 2010), que recibió el elogio unánime de la crítica española. Su producción poética incluye “Todos los miedos” (2005), que recibió el Premio Surcos de Poesía, “El libro de los hundidos” (2006), que ganó el Premio Vicente Núñez de Poesía, y “Guerra del fin del sueño” (2008). Su narrativa breve ha aparecido en varias antologías, y ha coordinado y prologado la obra “22 escarabajos. Antología hispánica del cuento Beatle”
“Los hemisferios”, Seix Barral, 2014. Puedes leer aquí el primer capítulo
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